RESUMEN
Las
Cartas Sobre la educación estética del
hombre de Friedrich Schiller, figura cumbre del romanticismo alemán, abrieron
paso a una manera distinta de concebir la estética dentro del panorama filosófico
del siglo XVIII hasta nuestros días. Así, alrededor de esta obra han surgido
distintas posiciones y debates que aún se mantienen, centrándose en lo
propiamente conceptual, pero han dejado a un lado la importancia que tiene la
forma dentro de la investigación filosófica en las Cartas Sobre la educación
estética. Por ello, la validez que adquiere el presente trabajo, radica en que
aborda los conceptos trabajados por Schiller, a partir de la experiencia investigativa que lo acompaña durante la
escritura de las Cartas. Palabras clave: colonia, estética, belleza, político,
conceptual, estilístico, investigación, Cartas sobre la educación estética del
hombre, Friedrich Schiller, educación.
INTRODUCCIÓN:
Cuando nombramos un autor como Schiller, solemos creer que nos vemos limitados
a un campo como la estética; no obstante, y para sorpresa de un lector corriente, adentrarse en su pensamiento supone
internarnos en el terreno político, en cuanto la preocupación recurrente es la
consecución de la libertad humana1
Ahora
bien, es importante mencionar que lo político no sólo es concebido como un factor
que permita la organización de una sociedad, puesto que desde el sentir schilleriano,
la política es vista como la realización del ideal de humanidad en la propia
experiencia del hombre. De allí que ante tal problema político, Schiller nos
muestre su posición, que no es sólo la de un artista que busca comunicar su punto
de vista a los demás; la cuestión es más de fondo, porque la intención de Schiller
estriba en demostrarnos que la fijación en las maneras o modos en que se
desarrolla el curso de los acontecimientos, no obedece a un mero asunto de
gusto, sino a una preocupación que ocupa a aquellos que desean pensar por sí
mismos.
He
aquí la importancia de lo estético a partir de la mirada schilleriana, que nos permite
darle curso al problema político que las circunstancias deparan. Esto significa
que lo estético, desde esta perspectiva, no se reduce a lo accesorio.
La
estética en las aulas: La estética como disciplina académica y filosófica es
reciente, algunos, como B. Croce1 han dicho
que surgió en los siglos XVII y XVIII y se desarrolló vigorosamente durante las
dos últimas centurias. El fundamento en que se basa esta tesis reside en
considerar que una estética vista como filosofía del arte no podía nacer sino
en el seno de una filosofía del espíritu, a la que el pensamiento clásico, por
su carácter fundamentalmente naturalista, no pudo elevarse, pero a la que sí
pudo acceder la filosofía moderna que nace como subjetivismo y es primordialmente
subjetivista. La filosofía antigua, sometida al concepto de la primacía del
objeto y volcada esencialmente al estudio del objeto en su doble orden empírico
y metaempírico, es decir, de las cosas y de las ideas o esencias, se afanó en
construir sistemáticamente una física y una metafísica; sólo de manera
secundaria y episódicamente llegó a ser una “psicología”, es decir, una
filosofía del espíritu. A causa de su carácter objetivo y naturalista, la
filosofía antigua no produjo propiamente una estética, sino normas con las que
se proponía regular algunos conocimientos naturalistas relacionados con la
actividad artística, como la gramática, la retórica, la poética y otras
preceptivas de las artes particulares. Tampoco el pensamiento cristiano ni el
primer Renacimiento - según el mismo Croce – fueron capaces de producir una
estética auténtica y específica; el primero fijaba como principal objetivo los
problemas del alma, pero a causa de la trascendencia y del ascetismo en que se
inspiraba fue llevado a desestimar lo que podría denominarse la forma mundana del
espíritu; el segundo, en cambio, excesivamente preocupado por la tarea de
restaurar e interpretar las antiguas poéticas y retóricas, en materia de arte
no llegó a sobrepasar el ámbito de las ideas de la antigüedad. El Renacimiento
tardío concentra sus discusiones en torno a la existencia de una facultad
poética distinta del intelecto; de ese modo ve surgir las premisas para la fundación
de una estética considerada como disciplina filosófica, cuya primera afirmación
se encuentra en la Ciencia nueva de Vico (1668-1743) Con los cambios en las
postrimerías del Renacimiento, con las aportaciones del siglo XVIII y la obra
de Vico se da ese subjetivismo que pudo propiciar el desarrollo de una
filosofía del espíritu, pudo dar origen a la estética.
En
el siglo XVII tanto Descartes (1596-1650) el fundador del subjetivismo moderno,
como también sus seguidores, mostraron poco interés por la fantasía y la
poesía, las subestimaron al considerarlas
torvos modos de pensar y de conocer. Hay que notar,sin embargo, que ya desde
entonces le reconocían posibilidades cognoscitivas. Pues bien, de ese
cartesianismo surge Leibniz (1646-1716) quien en su gnoseología reconoce una
zona de conocimientos que son entre confusos y claros, entre los que se halla
incluida la poesía. Este filósofo abre el camino a Baumgarten (1714-1762) quien
elabora y sistematiza estos conocimientos en una disciplina específica, la
Scientia cognitionis sensitivas, que también llama gnoseología inferior o
Aesthética.
Instaurada
casi contemporáneamente por Vico (1725) y por Baumgarten (1735) sin que hubiera
comunicación entre ellos, la estética es la disciplina que nace para responder
el 1 En su ensayo Origen, períodos y
caracteres de la historia de la estética, que apareció en 1916 y fue luego incluido
en su obra Nuevos ensayos de estética, 1920. 782 problemas del papel que la
poesía y el arte desempeñan en la vida del espíritu y de la civilización y, por
consiguiente, para esclarecer la relación de la fantasía con las otras formas
del quehacer espiritual. En adelante lo estético es tratado como objeto de una disciplina,
pero también es visto como elemento indispensable en el ámbito de una visión amplia
de la realidad.
Como
fue el antes y el después de Pestalozzi
En
esta transición hacia el neohumanismo destaca grandemente el aporte de la
filosofía idealista de Kant, cuyas obras, como la Crítica de la razón pura,
abordan desde los ángulos de la filosofía alemana la conciencia moral del
hombre. Kant admite la importancia del Emilio de Rousseau, pero al estudio de
la razón como piedra angular del acto educativo el prioriza el carácter moral
del ser humano, porque él le permitirá actuar adecuadamente como individuo y
como ser social.
A
Kant lo acompañan en esta línea filosófica Schiller y Hegel, por citar algunos,
pero indudablemente el personaje que desata el nudo de la individualidad para
transportar al neohumanismo hacia las esferas sociales, donde la educación
realmente cumpliría con sus funciones, fueEnrique Pestalozzi.
Cuando
aparece Juan Enrique Pestalozzi en el escenario del siglo XVIII, las ideas de
libertad de pensamiento, libertad de expresión, creatividad, desarrollo del
espíritu, etc., ya formaban parte del incipiente cuerpo de la pedagogía.
Pestalozzi rompe con la individualidad del Emilio de Rousseau. Su objetivo
educativo ya no es el hombre. Él percibe las enormes necesidades de los pueblos
y enfoca todas sus baterías intelectuales hacia la humanidad; y su humanidad no
se llama aristocracia, príncipes o nobleza, su humanidad se llama pueblo.
Pestalozzi
señaló la importancia de la intuición, o sea el aprendizaje por medio de los
sentidos; indicó que "al saber se ha de unir el poder; y a los
conocimientos, la práctica", y refiriéndose al niño anotó: "no lo
arrojéis en el laberinto de las palabras antes de haber orientado su espíritu
por el conocimiento de las realidades".
La
tesis central de Pestalozzi, se resume en una frase "La educación en
general es la educación de la capacidad, el desarrollo y formación de las
fuerzas y de las aptitudes humanas", y obviamente que el método de la
vivencia intuitiva, la comprensión general y la asociación de ideas, y la
reunión de la información en un todo orgánico, vuelven realizable el proyecto.
Pestalozzi
deja obra y deja acciones. Deja filosofía y deja pedagogía. Deja proyectos no
concluidos y deja líneas psicológicas. Nos deja la enseñanza por omisión de la
administración, falencia esta en este gran pedagogo que contribuyo al desplome
de sus proyectos.
Posteriores
a Pestalozzi existen otros autores. Podríamos mencionar a Federico Herbart
y Fröbel(ver biografías), a Montessori(ver anexo), a John Dewey y a Huxley (ver
biografías), que se entienden y se explican mucho a partir de Pestalozzi y
a partir del propio desarrollo del sistema capitalista.
Mientras
la pedagogía de Pestalozzi mantiene aún la exigencia de la ilustración y el
pensamiento kantiano que, al distinguir entre naturaleza y razón, quiere que se
obedezca a la primera para mejor someterla a la segunda, la pedagogía más
característicamente romántica hace hincapié en la intuición romántica de la naturaleza
en cuanto manifestación directa de la razón y expresión vital y perfecta de la
divinidad. El optimismo pedagógico implícito en semejante enfoque
tuvo como primer y más brillante exponente al poeta y escritor Jean-Paul
Richter (ver biografía), autor de un libro titulado Levana o teoría de la
educación (1807), auténtico himno a las infinitas potencialidades positivas
contenidas en el espíritu infantil.
Juan
Federico Herbart, robusteció la fundamentación científica del interés
pedagógico considerándolo como actividad espontánea; hizo hincapié en la
importancia de la comparación como procedimiento didáctico, señaló la necesidad
de seguir cierto orden en el desarrollo de la clase o lección e inició la
globalización, aunque no con el sentido amplio que ésta tiene actualmente.
Federico
Fröbel al igual que Pestalozzi y Herbart, advirtió la finalidad social de la
educación: afirmó que toda educación es autoactiva y que la escuela debe ser
una sociedad en la que el niño tenga iniciativa. Veamos su concepto de trabajo
y educación.
Fröbel:
El Trabajo Y La Educación Moral
El
desemboque natural del juego es el trabajo. El niño pequeño querría ayudar en
mil modos en las actividades de los adultos y es un error desalentarlo y
un error crear falsas barreras entre la actividad que se hace "por
juego" y la que se cumple "seriamente".
El
hombre en general tiene del trabajo, de la actividad, de la laboriosidad, un
concepto exterior, completamente falso y, por lo mismo, muerto e inconsistente
no despierta ni alimenta la vida, ni tanto menos lleva en si un germen y que
por lo tanto pesa, oprime, humilla y estorba.
“Dios
crea y obra ininterrumpidamente... Dios creó al hombre, copia del mismo para
que fuera la imagen de Dios. Por eso el hombre debe crear y obrar a semejanza
de Dios. Su espíritu, el espíritu del hombre, debe cernirse sobre la
materia informe y sin figura, moverla para que tome figura y forma, ser y vida.
Tal es el alto sentido, el significado profundo, el objetivo del trabajo y la
laboriosidad, del producir y del crear, como solemos decir con veraz y
característica palabra."
Por
ello se debe encaminar al niño al trabajo en formas sencillas y naturales. Los
jardines de infancia deben disponer de un terreno, un jardín, dividido en dos
partes. En una habrá pequeñas parcelas individuales que cada niño cuidará por
sí solo como mejor pueda, la otra se destinará al trabajo colectivo donde se
estimule el naciente espíritu de colaboración de los pequeños.
John
Dewey (1854-1952): “ENSEÑANZA POR LA ACCION”
“La
base de la educación es el pensamiento y éste debe estar relacionado con los
hechos concretos, nada de abstracción, pensar y actuar integra vida y
educación” Nació en Burhinghton USA. Dewey fue el primero que con honda visión
opone a la pedagogía herbartiana de la ducación por la instrucción, la idea
activista de la “enseñanza por la acción”. Dice Dewey, solo la acción, manual e
intelectual, promueve la experiencia y
la educación no es otra cosa que una continua “reconstrucción de la
experiencia”. El principio de la acción rechaza el aprendizaje mecánico y
formal, rutinario y titánico, pero se opone con igual fuerza al caos y al anarquismo
educativo. La enseñanza por la acción debe acudir al interés productivo del
niño, a su libertad e iniciativa para el progreso social. La escuela tiene la
oportunidad para afiliarse a la vida, para llegar a hacer el mbiente natural
del niño, donde éste aprende a vivir directamente, en vez de ser un lugar donde
se aprenden simplemente lecciones que tengan una abstracta y remota referencia
a alguna vida posible, que haya de realizarse en el porvenir; tiene así la
escuela grandes posibilidades de ser una comunidad embrionaria, una sociedad en
miniatura. Los términos del problema educativo son dos: la naturaleza peculiar del niño y ciertos
objetivos vitales, ciertas ideas, creencias y valores, en suma, cierto tipo de
cultura encarnado en la experiencia madura del adulto. No existe conflicto
entre la vida infantil y la experiencia adulta, dice Dewey al plantear el problema de los programas de
enseñanza. La educación debe partir de los poderes o instintos del niño y avanzar apoyándose en los intereses y
actitudes del educando, siempre en evolución. Si la enseñanza no se adapta al desarrollo
del niño y del joven, redundará ésta en una desintegración y pérdida inútil de
energía. Es urgente plantear el problema
de la educación tomando cuenta rigurosa del medio y evolución social. Solo un
inteligente sistema de educación puede combatir la diferencia de fortuna, la existencia
de grandes masas de trabajadores no preparados, el desprecio por el trabajo
manual, la incapacidad para adquirir la preparación que ponga en condiciones de
salir adelante en la vida. La Pedagogía Deweyana es eminentemente social, toma
los principios de la escuela popular de Pestalozzi y Froebel y los convierte en
la alternativa para subir del intelectualismo, que desconecta al niño de la
realidad, sustituir la enseñanza libresca por la experiencia personal: “ni sola
actividad, ni solo formación de la razón, instrucción y educación deben ir juntos,
toda educación es un desarrollo a partir de la experiencia y por la
experiencia”. El programa que Dewey proyecta realizar a nivel de su pedagogía
se basa en que la escuela deje de ser el lugar dominado por la pasividad, el
currículo y pase a se el espacio en que los intereses, el carácter del propio
alumno pueda ejercitar afirmando la vida, así, la escuela tiene que ser una
constante reconstrucción de la experiencia, el oficio principal de la vida es
hacer que en todo momento se esté aprendiendo. La doctrina de John Dewey es una
Pedagogía pragmática, instrumentalista, psicogenética, social y democrática.
PRINCIPIOS
DEWEYANOS:
1.
El pensamiento no funciona en abstracto, aislado de la acción, debe estar
ligado a episodios reales para producirse.
2.
Primero se experimenta, luego se piensa sobre lo conocido.
3.
El pensamiento, si es reflexivo, modifica el comportamiento, es capaz de
aplicarse a problemas y de resolverlos.
Dewey
ve, entonces, en la experiencia el elemento que logra el pensamiento reflexivo
del niño, que al madurar constituirá una mente disciplinada, pues no se piensa
por la necesidad de pensar. El niño será mentalmente un individuo cuando, ante un
problema, pueda ampliar y rectificar lo que ya sabe.
METODO
PEDAGÓGICO (Método Dewey):
La
educación debe ser flexible y atenta a las diferencias de cada individuo, a sus
capacidades, preferencias y experiencias pasadas. Se debe partir de una
situación reflexiva: primero se da el problema, este origina diversos estados
al verse el alumno envuelto en una
situación indeterminada (duda, confusión, sorpresa), enseguida se da una
reacción, una tentativa de interpretación de los elementos originados, se
anticipa una conjetura y entonces se origina el análisis de datos(examen, exploración,
análisis), así es posible una exploración de ideas que lleva a la aplicación y
a la comprobación experimental.
METODO
DIDÁCTICO: LOS PROYECTOS
La
didáctica de Dewey se basa en proyectos, los cuales deben ser propuestos por
los alumnos, pero la escuela debe estimularlos, globalizarlos y coordinarlos.
Estos constan de 4 elementos: (a) aplicados a la realidad y no a la información
(deben conducir al raciocinio), (b) deben hacerse en un ambiente natural de tal
forma que conduzcan a integrar modos de pensar, sentir y actuar, (c) la
información debe conducir a representaciones de situaciones reales, y (d) debe
estimular el ejercicio del pensamiento.
Por su parte los proyectos son de 4 tipos: los que incorporan alguna idea o
habilidad, los que permiten experimentar un sentimiento, los que buscan ordenar
una dificultad intelectual y los que buscan solo obtener una información. En
cada proyecto se debe dar los pasos de la experiencia reflexiva: observación,
análisis, hipótesis, experimentación y aplicación en nuevas experiencias, pero
su aplicación no es fija.
ESCUELA
HISTORICO–CULTURAL DE LIEV VYGOTSKI:
Se
fundamenta en que la enseñanza es la forma indispensable y general del
desarrollo mental de los escolares, donde el papel de la escuela tiene que ser
el de desarrollar las capacidades de los individuos. La teoría de Vygotski
sobre el aprendizaje parte de evaluar las teorías asociacionistas y
maduracionista, en la primera se considera al individuo como una tabula rasa
sobre la cual se realizan las impresiones provenientes del exterior, y la
segunda se considera el desarrollo independiente del aprendizaje y es el propio
individuo quien gracias a su proceso de maduración obtiene el desarrollo.
Entre
éstas realiza una creativa integración, que consiste en reconocer parte de sus
explicaciones tanto del asociacionismo como del maduracionismo, al primero le
reconoce la existencia de las ideas en el mundo exterior, en la cultura al
mismo tiempo se distancia de su consideración de que éstas existan en los
objetivos y que por consiguiente puedan abstraerse inductivamente de los mismos,
y al segundo le reconoce el que el individuo sea quien realiza el proceso de
aprendizaje, pero se aparta de éste en cuanto estos conocimientos ya han sido
construidos previamente por la cultura y por consiguiente provienen del mundo
exterior.
Vygotski
considera que el niño no construye sino que reconstruye los conocimientos ya
elaborados por la ciencia y la cultura, y en dicho proceso el lenguaje hace las
veces de mediador; así el aprendizaje y el desarrollo son interdependientes, lo
cual implica una ampliación del papel del aprendizaje en el desarrollo del
niño, y la escuela pierde entonces su carácter pasivo y puede y debe contribuir
al desarrollo del escolar, por lo tanto se recomienda la enseñanza de materias
como las lenguas clásicas, la historia antigua y las matemáticas, ya que
prescindiendo de su valor real representan maneras adecuadas de promover el
desarrollo intelectual general. De allí se deduce la tesis fundamental de Vygotski
“el niño puede hacer hoy con ayuda de los adultos, lo que podrá hacer mañana
por sí solo”, conocida como teoría sobre la zona próxima de desarrollo, y que
designa aquellas acciones que el individuo solo puede realizar inicialmente con
la interrelación de otras personas, por lo general adultos, gracias a esta interrelación
aprende a desarrollarse de manera autónoma y voluntaria.30
La
Escuela Histórico-Cultural formula el principio que “el papel de la escuela es
el de adelantarse al desarrollo para poder favorecerlo”, no quedarse a la saga
o esperar a ver las posibilidades, sino adelantarse a ellos, estimularlos,
formando así una escuela que esta pensando en el mañana y no en el ayer del
desarrollo infantil. La escuela debe enseñar ante todo a pensar, a pensar para
saber actuar, y para esto es preciso organizar las asignaturas escolares de tal
manera que su asimilación sea a la vez la formación de la capacidad para pensar
en forma creadora. De otro lado, asevera que el principio del carácter visual
proviene de la reducción de los contenidos, a aquellos que tengan una base
sensorial, lo cual viene a evidenciar la importancia que la escuela tradicional
le concede al pensamiento empírico y el menosprecio por la formación del
pensamiento teórico, lo que indica que se le asigna predominio a la formación
del pensamiento teórico y abstracto, de carácter científico, el cual no puede
ser aprendido espontáneamente y por ello requiere de un sistema educativo que
de manera intencional esté interesado en favorecer su asimilación; éste se
opone al pensamiento empírico que han favorecido el activismo y la escuela
tradicional.
Estética
concreta :Si se tienen en cuenta los elementos anteriormente enunciados no es
difícil entonces entender por qué se intuye que Bachelard configura en su
filosofía poética toda una estética concreta de corte materialista, tal como lo
expresa en el prologo de La llama de una vela: “confiamos obtener una estética
concreta, una estética que no estuviera perturbada por las polémicas de
filósofos ni racionalizada por fáciles ideas generales. La llama, la llama
sola, puede concretar el ser de todas sus imágenes, el ser de todos sus
fantasmas”[7].
De manera que dicha estética concreta propugna por aislar todos los sufijos de
la belleza formal, detrás de las imágenes que se muestran pretende hallar la
raíz misma de la fuerza imaginante.
Le
sorprende a Bachelard la carencia de una causa material en la
filosofía estética tradicional “Por qué se une siempre la noción de individuo a
la noción de forma? ¿no existe, acaso, una individualidad que hace que la
materia, en sus parcelas más pequeñas, sea siempre una totalidad?”[8].
En dicha perspectiva de profundidad, el filósofo de la ensoñación piensa la
materia como un “principio que puede desinteresarse de las formas”. Principio
clave para entender una posible propuesta estética en términos de lo concreto
pero fuertemente arraigada en el psiquismo humano y su capacidad simbólica,
principio, incluso, de carácter propedéutico pues “la meditación de una materia
educa a una imaginación abierta”[9].
Es
tal el arraigo de la imagen a la materia que “muchas imágenes intentadas no
pueden vivir porque son simples juegos formales, porque no están verdaderamente
adaptadas a la materia que deben adornar (…) las imágenes poéticas tienen,
también ellas, una materia”[10].
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