LIRICA LATINA
Dentro de
la poesía lírica latina se incluyen diversos campos temáticos (erótico,
amoroso, bucólico, elegiaco, satírico, etc.) y diversos tipos de composición.
Sin embargo, todo ello estaba sometido a unas ciertas reglas genéricas sobre la
estructura del poema o los tipos de verso y de estrofa.
Caracteriza a la poesía lírica la polimetría, la musicalidad y la expresión de sentimientos personales muy variados, desde el más dulce amor hasta el odio más enconado. Se diferencia de la moderna sobre todo en los contenidos, formas y modos de comunicación: era fundamen-talmente pragmática y estaba íntimamente vinculada a la realidad social y política, a la acción concreta del individuo dentro de la sociedad.
Por otra parte su contenido constante era el mito, que constituía el punto de referencia ejemplar, el alma y la vida de la poesía lírica (aunque a veces no pasase de constituir un tópico aparato literario), la cual no estaba destinada a ser leída, sino a ser recitada ante un público por un individuo aislado o un coro con el acompañamiento de algún instrumento musical. Y de ahí, fundamentalmente, que en el ámbito cultural griego, el vocablo "lírica" designase a la poesía cantada al son de la lira (o cualquier otro instrumento de cuerda similar).
Se caracterizaba asimismo no sólo por la variedad de contenidos, sino también por la variedad en estructuras y formas métricas, siempre en composiciones breves. En cualquier caso la primera definición nos remonta a un concepto extralingüístico para pasar después a una fijación mayor en el contenido personal e intimista, dando lugar a la elegía, como luego comentaremos.
Caracteriza a la poesía lírica la polimetría, la musicalidad y la expresión de sentimientos personales muy variados, desde el más dulce amor hasta el odio más enconado. Se diferencia de la moderna sobre todo en los contenidos, formas y modos de comunicación: era fundamen-talmente pragmática y estaba íntimamente vinculada a la realidad social y política, a la acción concreta del individuo dentro de la sociedad.
Por otra parte su contenido constante era el mito, que constituía el punto de referencia ejemplar, el alma y la vida de la poesía lírica (aunque a veces no pasase de constituir un tópico aparato literario), la cual no estaba destinada a ser leída, sino a ser recitada ante un público por un individuo aislado o un coro con el acompañamiento de algún instrumento musical. Y de ahí, fundamentalmente, que en el ámbito cultural griego, el vocablo "lírica" designase a la poesía cantada al son de la lira (o cualquier otro instrumento de cuerda similar).
Se caracterizaba asimismo no sólo por la variedad de contenidos, sino también por la variedad en estructuras y formas métricas, siempre en composiciones breves. En cualquier caso la primera definición nos remonta a un concepto extralingüístico para pasar después a una fijación mayor en el contenido personal e intimista, dando lugar a la elegía, como luego comentaremos.
Principales representantes de la
lírica latina.
Horacio: (65 a.C.-8 a.C.), poeta lírico y
satírico romano, autor de obras maestras de la edad de oro de la literatura
latina.
Quinto Horacio Flaco nació en
diciembre del año 65 a.C., hijo de un liberto, en Venusia (hoy Venosa Apulia,
Italia). Estudió en Roma y Atenas filosofía griega y poesía en la Academia. Fue
nombrado tribuno militar por Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio
César. Luchó en el lado del ejército republicano que cayó derrotado por Marco
Antonio y Octavio (después Augusto) en Filipos. Gracias a una amnistía general
volvió a Roma y rechazó el cargo de secretario personal de Augusto para
dedicarse a escribir poesía.
Cuando el poeta laureado Virgilio
conoció sus poemas, hacia el año 38 a.C., le presentó al estadista Cayo
Mecenas, un patrocinador de las artes y amigo de Octavio, que le introdujo en
los círculos literarios y políticos de Roma, y en 33 a.C. le entregó una
propiedad en las colinas de Sabina donde se retiró a escribir y pensar.
Horacio, uno de los grandes poetas de
Roma, escribió obras de cuatro tipos: sátiras, épodos, odas y epístolas. Sus Sátiras abordan cuestiones éticas como el
poder destructor de la ambición, la estupidez de los extremismos y la codicia
por la riqueza o la posición social. El Libro I (35 a.C.) y el Libro II (30
a.C.) de las Sátiras, ambos escritos en hexámetros, eran una
imitación del satírico Lucilio. Las diez sátiras del Libro I y las ocho del
Libro II están atemperadas por la tolerancia. Aunque los Épodos aparecieron también el 30 a.C., se
escribieron con anterioridad, ya que reclaman con pasión el fin de la guerra
civil, que terminó con la victoria de Octavio sobre Antonio en Actium en el año
31 a.C., y critican mordazmente los abusos sociales. Los 17 poemas cortos en
dísticos yámbicos de los Épodos constituyen adaptaciones del estilo
lírico griego creado por el poeta Arquiloco. La poesía más importante de
Horacio se encuentra en las Odas, Libros I, II y III (23 a.C.),
adaptadas —y algunas, imitaciones directas— de los poetas Anacreonte, Alceo y
Safo. En ellas pone de manifiesto su herencia de la poesía lírica griega y
predica la paz, el patriotismo, el amor, la amistad, el vino, los placeres del
campo y la sencillez. Estas obras no eran totalmente políticas y de hecho
incorporan bastante mitología griega y romana. Se nota la influencia de Píndaro
y son famosas por su ritmo, ironía y refinamiento. Fueron muy imitadas por
poetas renacentistas europeos.
Hacia el año 20 a.C. Horacio publicó
el Libro I de sus Epístolas, veinte cartas cortas personales en
versos hexámetros en las que expone sus observaciones sobre la sociedad, la
literatura y la filosofía con su lógica del "punto medio", a favor de
doctrinas como el epicureísmo, pero siempre abogando por la moderación, incluso
en lo referente a la virtud. Para entonces su reputación era tal que, a la
muerte de su amigo Virgilio el año 19 a.C., le sucedió como poeta laureado. Dos
años después volvió a escribir poesía lírica cuando Augusto le encargó el himnoCarmen saeculare para los juegos seculares de Roma. Las
fechas de sus últimas obras, las Epístolas, Libro II; las Odas, Libro IV; y la Epístola
a los Pisos, más conocida
como Ars poetica, son
inciertas. Las dos cartas que aparecen en el Libro II son discusiones
literarias. Ars poetica, su obra más larga, ensalza a los
maestros griegos, explica la dificultad y seriedad del arte de la poesía y proporciona
consejos técnicos a los poetas aspirantes. Horacio murió en Roma el 27 de
noviembre del año 8 a.C.
Ovidio :(43 a.C.-c. 17 d.C.), poeta romano
cuyo talento narrativo, ingenuidad, inteligencia y alegría le han asegurado una
enorme popularidad desde su época hasta la actualidad.+
·
Vida
Nació en Sulmona, cerca de Roma.
Educado para seguir una carrera política, destacó notablemente en el arte de la
retórica, pero su genio era esencialmente poético y dedicó la mayor parte de su
tiempo y energía a escribir poesía. Tras heredar la propiedad de su padre,
Ovidio se trasladó a Atenas para completar su educación. Posteriormente viajó
por Asia y visitó Sicilia. A la edad de treinta años, Ovidio se había casado
tres veces y divorciado dos. Se le atribuyen numerosas amantes. Los detalles de
sus romances se relatan en Amores, una serie de poemas que hablan de las
diversas fases por las que pasaron sus relaciones con una mujer llamada Corina
(que probablemente encarna la síntesis de varias figuras femeninas). Su vida
privada fue la de un hombre de letras libre de preocupaciones, adinerado y en
cierto modo libertino. En Roma, donde residió hasta cumplir los cincuenta años,
se relacionó con la sociedad más distinguida de la ciudad, incluido el propio
Emperador Augusto. Sin embargo, en el año 8 d.C. Ovidio fue desterrado a Tomis
(hoy Constanza, Rumania). Según el propio Ovidio, uno de los motivos de su
destierro fue la publicación del Arte Amatoria, un poema sobre las artes amatorias
demasiado exaltado para el gusto del emperador, que se proponía emprender
diversas reformas morales. Pero probablemente esto no fue más que un pretexto,
puesto que el poema llevaba ya diez años en circulación. Otra de las razones,
nunca revelada por Ovidio, pudo haber sido su conocimiento del escándalo en el
que estaba involucrada la hija del emperador, Julia. Pese a todo, Ovidio no
perdió su ciudadanía y nunca abandonó la esperanza de ser repatriado, como
manifiesta en los numerosos poemas que escribió para sus amigos durante su
exilio en Tomis; pero tanto sus expectativas como las de sus amigos resultaron
vanas. Ovidio murió en Tomis, tras ser nombrado ciudadano de honor de esta
localidad.
·
Obras
de juventud
La poesía de Ovidio puede dividirse en
sus obras de juventud, sus obras de madurez, y el periodo del exilio en Tomis.
Durante su primera época, Ovidio continuó la tradición elegíaca de los poetas
Sexto Propercio y Albio Tibulo, a quienes conoció personalmente y admiró. LosAmores son poemas eróticos centrados en el
romance con una mujer llamada Corina, que contienen escasos sentimientos
auténticos y se caracterizan por su ingenio y su deliberada artificiosidad.
También compuso poemas didácticos, entre los que cabe destacar Medicamina
faciei, Femineae, un
fragmento sobre cosmética, y una retractación en tono burlesco del Arte
Amatoria, Remedios de amor. Medea, una tragedia muy alabada por los
críticos antiguos, se ha perdido casi por completo, y sólo se conservan unas
líneas. El interés de Ovidio por la mitología se refleja en sus Heroidas o Epistuale Heroidum, veintiuna cartas de amor ficticias,
dirigidas por heroínas mitológicas a sus amantes.
·
Obras
de madurez
Durante esta época Ovidio escribió las Metamorfosis, un largo poema en quince volúmenes que
recoge diversas historias y leyendas mitológicas sobre el tema de la
metamorfosis o transformación. El poema comienza con la primera gran
metamorfosis, la creación del universo, y concluye con la muerte y la
deificación de Julio César. Muchas de las historias muestran la relación entre
los mortales y los dioses, las consecuencias de la obediencia o la desobediencia,
y su posterior recompensa o castigo en una transformación final. Es en esta
obra donde los temas presentes en la poesía anterior de Ovidio, el amor y el
erotismo, se abordan con mayor profundidad, en un intento de explorar las
diversas emociones humanas, y donde el talento narrativo y descriptivo del
autor brilla con más fuerza que nunca. El libro se ha convertido casi en un
manual de mitología griega. La otra gran obra de este periodo intermedio es los Fastos, un calendario poético que describe las
diversas fiestas romanas y las leyendas relacionadas con cada una de ellas. De
los doce libros que configuraban el proyecto original, uno por cada mes del
año, sólo se conservan los seis primeros.
·
Obras
del exilio
Las obras compuestas durante el exilio
están impregnadas de intimismo y melancolía. Entre éstas destacan los Tristes, cinco libros de elegías que relatan su
infeliz existencia en Tomis y apelan a la clemencia de Augusto; las Pónticas, cartas poéticas de tono similar a las
anteriores; el poema breve Ibis, que contiene una serie de maldiciones
para destruir a un enemigo personal, y Haliéutica, un poema del que sólo se conservan
algunos fragmentos. La nuez y Consuelo a Livia, se consideran no escritas por el
autor. A excepción de las Metamorfosis yHaliéutica, ambas
escritas en hexámetro dactílico, toda su poesía está compuesta en pareados
elegíacos, un tipo de verso que alcanzó con Ovidio la máxima perfección formal.
·
Crítica
La popularidad de Ovidio continuó
después de su muerte, a pesar de que Augusto retirara sus obras de las
bibliotecas públicas. Su influencia fue enorme durante la edad media, tanto en
el mundo académico como entre los poetas y trovadores. Cuando se desarrolló en
Francia el concepto de amor cortés, la influencia de Ovidio se dejó sentir con
fuerza en el Roman de la Rose, el libro que exponía esta filosofía.
La fama de Ovidio creció durante el renacimiento. Francisco Sánchez de las
Brozas, el humanista español del siglo XVII, lo tradujo al castellano, aunque
Juan Ruiz, el arcipreste de Hita, ya había recogido alguno de sus cuentos en el Libro
del buen amor, que
Menéndez Pelayo ha visto como una glosa del Arte amatoria. También Ludovico
Ariosto y Giovanni Boccaccio, en Italia, y Geoffrey Chaucer y John Gower, en
Inglaterra, basaron en los relatos mitológicos de Ovidio gran parte de sus
cuentos románticos.
Catulo:, Cayo Valerio Catulo (c. 87-c. 54
a.C.), poeta romano, muchas veces considerado el mejor escritor latino de
poesía lírica.
Se cree que Catulo nació en Verona y
se estableció en Roma hacia el 62 a.C., donde fue el miembro más destacado de
los poetas jóvenes que emulaban las formas métricas de los poetas griegos de
Alejandría (Egipto).
Entre las obras más famosas de Catulo
están sus llamados poemas a Lesbia, que expresan profunda pasión, devoción,
desprecio y odio hacia una dama misteriosa, identificada únicamente como
Lesbia. Los eruditos conjeturan que Lesbia en realidad era Clodia, una mujer
hermosa pero sin escrúpulos que habría sido infiel al joven poeta. Aunque el
punto central es Lesbia, muchos de los poemas expresan las dudas, la
autocrítica y la autocompasión del propio Catulo. Con independencia de los
hechos exactos, los críticos por lo general coinciden en que los poemas de
Lesbia se cuentan entre las expresiones más intensas y efectivas de la
literatura romana. Suelen ser obras breves, de tema variado, escritas en forma
lírica. Intercalados con los poemas de Lesbia hay versos epigramáticos en los
que ataca a sus rivales y enemigos.
Muy afectado emocionalmente tras su
ruptura con Clodia hacia el 57 a.C., Catulo parece ser que realizó un largo
viaje por la provincias romanas de Asia Menor. Su popular oda con el verso frater
ave atque vale (“hermano
hola y adiós”) está inspirada en una visita a la tumba de su hermano en Troya.
A su regreso (c. 56 a.C.), Catulo escribió su poema más extenso, Las
bodas de Peleo y Tetis. Hacia el final de su vida
escribió unos ataques directos personales contra Julio César y sus compañeros
políticos. Se cree que murió joven, puede que a la edad de 30 años.
La influencia de la poesía de Catulo
no sólo se puede apreciar en la poesía amorosa de los poetas latinos
posteriores, como ocurre con Ovidio y Horacio, sino también en los epitalamios
de los poetas ingleses del renacimiento, como Robert Herrick, Ben Jonson y
Edmund Spenser, y en los neoclasicistas españoles del siglo XVIII, como
Meléndez Valdés y Lista.
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